En mi etapa juvenil, la pandilla de amigos y amigas, frecuentábamos con cierta asiduidad las playas del Perelló y del Perrellonet. Recuerdo con cierta nostalgia el haberme encontrado, merodeando por la playa, con un bello paisaje pintoresco en donde descubrí, sorprendentemente, unas extrañas pirámides en la arena. Siempre que, años después, he vuelto al viejo Saler a respirar el aire puro de su atmósfera, he intentado localizar a aquellas deslucidas pirámides sin haberlo podido conseguir. Nadie hasta la fecha, incluso los lugareños, supieron darme razón, de su paradero actual ni del significado de este enigma.
Casualmente, curioseando por los sinfines de la red, encontré una pista que me aproximó a aquellos tiempos pasados. Aprovechando la temporada estival, que nos ofrece frutos de nuestras huertas, ¡los mejores!, visité aquella zona, con el fin de poder saludar a los mercaderes autóctonos, que siempre nos ofrecen sus extraordinarios productos. Por cierto son exquisitos, sus calabacines blancos, pimientos rojos y verdes del terreno, las patatas, y que decir, de sus incomparables tomates.
Una vez realizada la compra, y tomar, como es de rigor, un pequeño aperitivo en "Casa Blayet", la curiosidad me animo a aproximarme a la orilla e intentarlo de nuevo. Desafortunadamente, la frustración se apoderó nuevamente de mi, pues no pude dar con este curioso fenómeno de la naturaleza.
Afortunadamente, el fotógrafo J.M Rausell, nos ha dejado en su bloc, este pequeño obsequio como confirmación de su existencia en épocas pasadas.
Gracias amigo Rausell y perdona por el atraco.
Ah, por cierto, si alguien las encuentra o dispone de alguna referencia sobre ellas, que me mande las coordenadas.
La pesca no surtió efecto, ¿sería por la lluvia?
